Gara Báez, Olga Casado, Gabriela Maestre y Aixa Sánchez
El auge de la tecnología blockchain ha dejado huella en la sociedad catalana
Durante los últimos años de desarrollo tecnológico, la digitalización ha llegado a la economía afectando a numerosos sectores: la aparición de la banca online o el comercio a través de internet, entre otros. Cataluña no se ha quedado atrás. La tecnología blockchain y el éxito del Bitcoin, el gigante de las criptomonedas, han llevado a un gran número de empresas y organizaciones catalanas a desarrollar su negocio en el mundo de las cibermonedas.
Aparición de las criptomonedas
El desarrollo tecnológico no solo ha favorecido la expansión de las empresas tradicionales del sector económico, sino que también ha propiciado la aparición de nuevas divisas electrónicas, que cumplen las mismas funciones que el dinero físico, pero con las que solo se puede comerciar a través de la red. Estas son las criptomonedas.
Como explica la bitcoin.org, la primera descripción de la moneda criptográfica apareció en 1998 de la mano de Wei Dai. Este ingeniero informático planteó la creación de un nuevo tipo de dinero, que se basara en la criptografía para controlar su creación y las transacciones, de forma que estuviera completamente descentralizado.
Desde este primer planteamiento, tuvieron que pasar años hasta que la primera criptomoneda fue puesta en circulación. Más adelante se explicará como el Bitcoin hizo su aparición en Internet en 2009, pero a partir de su software de desarrollo, completamente abierto, han ido surgiendo nuevas divisas, menos populares que su precursora, eso sí.
Se calcula que actualmente existen más de veinte tipos de criptomonedas, y su valor se fija teniendo en cuenta las leyes del libre mercado. Cuanta mayor aceptación y popularidad tiene una moneda, más fácil es que aumente su valor, igual que lo haría el valor en bolsa de las acciones de una empresa. De esta forma, a partir del 2013, el interés por invertir en dinero digital disparó su valor, especialmente el del Bitcoin. Y no ha parado de crecer desde entonces.
La moneda más famosa de todas
La familia de las criptomonedas crece por días, pero a pesar de reunir más de una decena de variedades es el Bitcoin el que hizo que todo cambiase. Creada en el año 2009, esta criptodivisa apareció en una lista de correo electrónico publicada por Satoshi Nakamoto. Bajo este desconocido pseudónimo operó hasta 2010 o bien un individuo o bien un grupo de trabajo que, sin revelar su identidad, creó el protocolo Bitcoin y dejó un código abierto con el que cualquier informático puede revisar la moneda o crear una nueva versión modificada.
“Esta moneda virtual funciona como una unidad de pago sin intermediario que valide las transacciones”, explica la Barcelona Bitcoin Community. Aseguran que los movimientos están autorregulados, se preserva el anonimato de los poseedores de la moneda y los intercambios de dinero se realizan mediante códigos cifrados, por internet, y confirmados a través de la mencionada tecnología blockchain, que permite registrar los movimientos. Así, esto significa que, quien tenga conocimiento de un código poseerá un activo o criptomoneda.
En su paper, Bitcoin: A Peer – to – Peer Electronic Cash System, el propio Nakamoto, alude a internet como un mecanismo lo suficientemente potente para transferir dinero. No obstante, en palabras del creador de la criptomoneda, “el comercio online cada vez depende más de las instituciones bancarias”, que funcionan como meros intermediarios basados en un modelo de confianza. La confianza que se deposita en las instituciones bancarias ha dado lugar en muchas ocasiones, según Nakamoto, al fraude. Es por esto por lo que reclama y, a la vez, justifica la creación de un sistema de pago electrónico basado en pruebas criptográficas y no en la confianza otorgada a los servicios financieros.
El sistema propuesto se fundamenta en las firmas digitales. Dicho esto, la moneda electrónica funciona como una cadena que aglomera dichas rúbricas. Cada poseedor de la divisa la transfiere al siguiente firmando, en digital, un resumen criptográfico, o hash, de la anterior transacción, dando también la clave pública al siguiente dueño de la divisa. El protocolo Bitcoin intenta huir del modelo tradicional de los bancos. El concepto de privacidad en el mundo de las criptomonedas no es otro que el de la anonimidad. Así, el público puede ver que una persona le manda una cantidad de dinero a otra, sin existir información que vincule la transacción a esa persona, pues todas las operaciones se realizan bajo el anonimato.
Cuánto vale un bitcoin
Más allá de las personas que lo administran, toda una red, no existe un poder económico o institucional, un banco o una gran empresa que lo avale. “Dentro de la red sí que existen diferentes roles, pero no hay ningún poder detrás del Bitcoin”, corrobora Aleix Ripol, miembro de la Barcelona Bitcoin Community. El precio de esta criptomoneda se puede consultar a través de portales especializados. Del mismo modo, la cotización de la criptodivisa se conoce en tiempo real, teniendo en cuenta que depende, mayoritariamente, de la oferta y la demanda, y de la especulación del mercado. Como ocurre con cualquier otro producto o divisa, el precio lo determina la base del mercado. En este sentido, Ripol considera que el Bitcoin se comporta como cualquier otra moneda más. “Al igual que se compran y venden dólares, y se especula con ellos, ocurre lo mismo con las criptomonedas, en especial el Bitcoin”.
Consolidada como la moneda de la nueva era digital, el Bitcoin se caracteriza por alcanzar el valor que la red de personas que lo utiliza decide fijar. De este modo, si incrementa el número de personas en la red su precio aumentará. En el caso contrario ocurre lo mismo que con cualquier otro derivado financiero: su precio se desplomará. A pesar de presentar una aparente naturaleza piramidal, los defensores de la criptomoneda aseguran que no lo es al no existir un único emisor que se beneficie. Asimismo, no se prometen rentabilidades, hecho que justifica la invariabilidad e inestabilidad de la moneda, lo que, a su vez, pone en riesgo cualquier tipo de inversión. Según la plataforma Blockchain, el Bitcoin llegó a adquirir un valor de 15.751€ en enero del 2018.
Valor del Bitcoin en los últimos seis meses. Fuente: Plataforma Blockchain
La contabilidad pública
Por otro lado, que el Bitcoin funcione correctamente depende de una tecnología mucho más compleja: una base de datos colaborativa donde todas las transacciones quedan recogidas.
“Blockchain es lo que hace funcionar el Bitcoin. Cada diez minutos, la red se pone de acuerdo en las transacciones que ha habido, y se genera un bloque. Estos se conectan unos a otros, y de aquí surge la cadena de bloques, blockchain”. De esta manera tan sencilla y resumida explica Aleix Ripol, también socio fundador de Blockchain Cataluña, en qué consiste la cadena de bloques, un concepto difícil de entender, por todos los procesos que abarca.
La aparición de la contabilidad pública y colaborativa se debe, en parte, a la desconfianza que han generado los bancos (que ejercen de intermediarios) en un gran número de clientes, tanto por los efectos de la crisis económica global, como por las comisiones abusivas que se cobran por algunas transacciones.
Así, se empezó a desarrollar una red que eliminase a los intermediarios de los intercambios económicos y que, al mismo tiempo, conservase el anonimato de sus integrantes. Con esto, el objetivo que se pretende conseguir es que ninguna entidad tenga el control absoluto de la transacción y que tampoco se comercie con los datos privados de los individuos.
El funcionamiento del blockchain se basa en el consenso. Esto quiere decir que muchos usuarios deben verificar que se ha producido una transacción para que esta quede registrada. Cada vez que se verifican una serie de transacciones, estas se convierten en bloques, y estos se unen a otros, formando largas cadenas de bloques (de ahí el nombre, como explicaba Ripol). Existen muchas cadenas que se van formando simultáneamente.
Además, esta base de datos está completamente descentralizada. No solo la conforman cientos de participantes, sino que la red no se conecta a un ordenador principal. Cada individuo se considera un nodo independiente y sus datos están cifrados, de manera que la red es segura para todos ellos.
Actualmente, como explica Noemí Jansana, redactora de Bolsamania, los bancos centrales están empezando a fijarse en la tecnología sobre la que se sustenta el blockchain. Se está estudiando el funcionamiento de las criptomonedas, y no se descarta que lleguen a ser la forma de pago predominante en un futuro no tan lejano.
Al hacer estas afirmaciones, se decantan más por las ventajas que ofrecen las monedas criptográficas, y no hablan de los problemas que estas tienen. No es que los olviden, sino que las entidades reguladoras sospechan que, una vez exista una legislación firme, las criptodivisas podrían “acabar con la economía sumergida” y ayudaría a “estabilizar los ciclos económicos”.
El primer blockchain
La plataforma Blockchain, la original, que lleva este nombre, nació con la intención de ofrecer este servicio de transacciones descentralizado. Gracias a la popularización del Bitcoin, se ha convertido en la red más grande del mundo, operando en 140 países.
Captura de una cartera de Blockchain. Fuente: Turiscat.
Esta entidad financiera ofrece la posibilidad de abrir una cartera digital, con la que comerciar tanto con Bitcoins como con Ethereum. Esta última, funciona de forma más compleja que los Bitcoins, de ahí que su uso no sea tan extendido.
Para Blockchain, esta dificultad no ha sido un problema y, solo gestionando estos dos tipos de criptomonedas, ha conseguido tener a su cargo más de 24 millones de carteras, lo que supone unas 160.000 transacciones diarias.
El negocio oscuro del Bitcoin
Su apariencia es la de un ente horizontal y democrático cuyos participantes tienen el mismo nivel de importancia y capacidad de decisión. No obstante, la tecnología blockchain dio lugar a la consolidación de los mineros de Bitcoins. Se trata de una polémica figura dentro de la red cuya función principal radica en la validación de operaciones. Algunos expertos, en contra de las criptomonedas, las definen como “herramientas para hacer el mal” al tratarse de servidores que requieren toneladas de energía. La Barcelona Bitcoin Community, siendo promotora de la criptomoneda en la ciudad condal, admite no apoyar el gran negocio que existe tras la minería.
Según Ripol, los mineros son máquinas o servidores que “validan las transacciones y resuelven los problemas informáticos que puedan surgir”, todo esto a cambio de una retribución en Bitcoins. Son los médicos de urgencia de la criptodivisa, trabajan veinticuatro horas durante toda la semana resolviendo problemas criptográficos enormemente complicados para que la red sea segura. Los hash, o resúmenes criptográficos, de los que hablaba Nakamoto cuando fundó las bases del protocolo Bitcoin son las claves informáticas que han de buscar los mineros con el objetivo de validar las operaciones realizadas en la red.
En un principio, la red de Bitcoin estaba pensada para minar desde cualquier equipo tras haber hecho una inversión que rondará los tres o cuatro mil euros. Ahora ya no funciona así. Si antes se utilizaban las tarjetas gráficas de los videojuegos, la realidad es que ahora existe un hardware ideado, específicamente, para los procesos mineros. Se han diseñado auténticas granjas mineras que, a grandes rasgos, trabajan con la tecnología blockchain, cobran en Bitcoins y son, en su mayoría, chinas. Este país asiático es uno de los lugares en los que se realizan las mayores operaciones mineras, de la mano de grupos como Bitmain’s Pool, BTCC o BTC.com. Según la web financiera Bloomberg, un 58% de las granjas de minería están ubicadas en China. Regiones en las que la energía es barata, como es el caso también de la Mongolia interior, son las más atractivas. De hecho, en el caso del grupo Bitmain Technologies Limited, poseen una granja en el interior de Mongolia donde albergan ocho naves en las que veinticinco mil servidores minan Bitcoins veinticuatro horas seguidas.
Criptomonedas en Cataluña
En Cataluña existen varias asociaciones que promueven el uso del Bitcoin así como cualquier tipo de criptomoneda que esté al alcance de los ciudadanos. La complejidad y el desconocimiento del uso, características o riesgo de las monedas digitales, da pie a la aparición de diversas organizaciones que asesoran a los usuarios en esta nueva tecnología. De asociaciones sin ánimo de lucro que han ido creciendo a lo largo de los últimos años, a negocios pioneros como el cajero humano de Bitbase en Barcelona, los organismos que informan sobre este tipo de monedas crecen a la par que estas.
La Comunidad Bitcoin de Barcelona, mencionada con anterioridad, es una de estas asociaciones que acoge a personas interesadas en las criptomonedas y la tecnología blockchain. La asociación, creada por Aleix Ripol y otras siete personas, cuenta con casi tres mil miembros. El grupo organiza mensualmente eventos sobre el Bitcoin, además de presentaciones de conferencistas internacionales sobre una gran variedad de temas como la tecnología, libertad, privacidad, innovación, leyes, regulación, finanzas, etc.
El grupo es público, es decir, abierto a cualquier persona que quiera asistir o participar en las reuniones, y su idioma oficial es el inglés debido la naturaleza global e internacional del fenómeno Bitcoin, aunque también organizan encuentros en catalán y castellano.
Otro de estos espacios dedicados, en este caso, a la tecnología que engloba este nuevo universo es la asociación Blockchain Cataluña que fue creada en julio de 2017, fecha desde la que forma parte del registro de asociaciones de la Generalitat de Cataluña. Un consejo ejecutivo de profesionales y académicos con diferentes perfiles del que también forma parte Aleix Ripol, dirige esta asociación sin ánimo de lucro que ha sido creada para promover la tecnología blockchain y difundir su potencial entre la sociedad catalana. Cataluña Blockchain pretende dar a conocer esta tecnología al público ofreciendo actividades técnicas divididas en siete grupos de trabajo: Transformación social, Desarrollo tecnológico, gobernanza de la tecnología, Afianzamiento de proyectos, privacidad, seguridad, Marco legal y regulador, Ciudades y territorio.
Pero hay otro tipo de espacios en la comunidad catalana que promueven el uso de la moneda digital y facilitan su compra venta. Bitbase es la primera empresa especializada en criptomonedas con tienda física en Barcelona. Desde su sede, se ofrece asesoría a cualquier interesado en monedas digitales además de funcionar como cajero humano. “Estábamos un poco metidos en el tema del Bitcoin y echábamos en falta un punto físico donde poder hacer esto: cambio, compra y venta de bitcoins y otras criptomonedas, y asesoría” explica Lorena Fuentes, una de las fundadoras. La empresa, pionera en este servicio, nació hace cinco meses en los que ha tenido una gran afluencia de clientes, la mayoría turistas, que quieren comprar o vender bitcoins u otro tipo de criptomonedas.
Sus cuatro socios fundadores decidieron abrir la tienda en Hospitalet, a las afueras de Barcelona, local del que ya disponían gracias a otro negocio, y tienen la intención de expandirse a lugares como Ibiza, el centro de Barcelona o Andorra, en total piensan llegar a los diez puntos de venta a final de año. Con este negocio cualquier persona mínimamente interesada puede conocer mejor el funcionamiento de la moneda digital, abrirse una cuenta o cambiar, comprar e incluso vender monedas digitales para pasar la semana, pagando a Bitbase una comisión por las transacciones que facilitan el uso del Bitcoin y demás criptodivisas.
Sin embargo, en Cataluña el uso de esta novedad no parte solo de los ciudadanos curiosos y emprendedores, el Gobierno de Cataluña ya ha utilizado la criptodivisa en la organización del 1-O con la que efectuó los pagos de los dominios web claves en la organización del referéndum. Un sistema que no deja rastro e impide conocer quién es el titular ya que la clave de cualquiera de estas criptomonedas es que no están respaldadas ni supervisadas por ningún banco central, que son generadas de forma horizontal y comunitaria y que, en definitiva, son impenetrables por cualquier forma de autoridad.
Sin reducirse a un caso concreto, el 17 de agosto de 2017 se anunció el lanzamiento de la cibermoneda Croat, destinada a ser una herramienta para los ciudadanos de Cataluña. “Cataluña tiene muchísimo potencial económico y Croat será una herramienta fuerte para acelerar el desarrollo económico de nuestra región”, explica el equipo desarrollador de la moneda catalana. Croat debe su nombre a la moneda homónima creada en 1285 por el rey Pedro III, una de las monedas catalanas de mayor duración e importancia.
Sus promotores, completamente anónimos, también manifiestan no estar suscritos políticamente a ningún partido, una de las razones de crear este sistema descentralizado era también para alejarlo de la política.
A pesar de que actualmente hallan 10 negocios que acepten Croat como medio de pago, aún está a la espera de ser aceptada en la plataforma de intercambio de criptomonedas, apuntan en la web Criptonoticias.
Aunque más allá del anonimato que parece vincularse estrechamente con la monedas digitales, el Ayuntamiento de Barcelona creará su propia criptomoneda este año según la comisionada digital Francesca Bria. Una moneda social en formato de aplicación para móvil que funcionará como monedero electrónico y servirá para pagar a los beneficiarios de la renta municipal de inclusión. Esta renta es un subsidio con el que el consistorio se propone equilibrar la situación de los más pobres de la ciudad.
Ya en 2015 hubo un proyecto parecido desarrollado por un grupo de estudiantes de la Universidad Autónoma de Barcelona. El proyecto se bautizó con el nombre de Bank of Catalonia (BoC) cuyo objetivo era el de gestionar pagos online mediante la moneda virtual Catcoin, pero acabó desapareciendo.
Las empresas catalanas, pioneras en criptomonedas
Cada vez son más las empresas que sucumben ante la fiebre del Bitcoin y deciden incorporar las nuevas tecnologías y criptomonedas a sus modelos de negocio. Cataluña es un territorio avanzado en este ámbito, donde las compañías aprovechan las ventajas que proporcionan las monedas digitales, para innovar y mejorar sus negocios.
Cada vez son más las empresas que se aventuran a incluir el Bitcoin como método de pago. Una de las pioneras ha sido Mister Piso, una inmobiliaria tarraconense que ha sido la primera de España en realizar la compra de una vivienda en Bitcoins, y de las primeras en Europa. Desde entonces, dispone de diversas propiedades a la venta, que ofrecen la posibilidad de compra con criptomonedas.
Home Meal, también es también una de las empresas adelantadas en este ámbito. La propietaria de la cadena de comidas preparadas Nostrum, está desarrollando una nueva iniciativa: el lanzamiento de una criptomoneda propia. Esta nueva divisa, que se conocería como Meal Token, se lanzaría con la colaboración de Cryptofranchise System AG. La nueva divisa saldrá al mercado con un ICO (Initial Coin Offering) de 0,15€ por Meal Token. Sería la primera marca QSR (Quick Service Restaurant), un modelo de negocio que comprende las apps para pedir comida rápida, en utilizar la tecnología blockchain. También desarrollan la Cryptofrancis, una plataforma destinada a los modelos de negocio de franquicias basados en la tecnología blockchain. Además, la creación de Meal Token implica la redefinición de un sistema colaborativo, que cualquier operador de servicios alimentario podría adoptar desde cualquier parte del mundo.
Otra empresa catalana que se ha sumado al sector blockchain es Repara tu deuda. Se trata de una empresa barcelonesa que aplica la ley de la segunda oportunidad y se dedica a la cancelación de deudas, ofreciendo también la posibilidad de pagar la nómina en Bitcoins. La compañía también está desarrollando una nueva iniciativa, que consistiría en el lanzamiento de su propia moneda. El objetivo sería lograr financiación a través de canales no convencionales.
Un marco legal poco claro
Las criptomonedas no tienen un marco jurídico único que lo respalde. Se trata de un fenómeno muy reciente, sobre el cual la mayoría de los países no se han aventurado a legislar aún. No obstante, la situación de las criptomonedas es muy variada según cada nación. Mientras en algunos países, como Estados Unidos, está legalizado y se considera un commodity, es decir como una materia prima, como podría ser el oro o el petróleo, en otros como Venezuela, donde hay una elevada demanda de bitcoins debido a las nefasta política económica llevada a cabo por su gobierno, se persigue duramente la minería de criptomonedas.
Según la Bitcoin Community de Barcelona, en 2016, “España era el país europeo con la mayor inversión en el sector blockchain”. Además es el quinto país con mayor cantidad de cajeros Bitcoin. La situación legal de las criptomonedas en España es ambigua, ya que estas no están consideradas como ilegales, pero tampoco son reconocidas como monedas digitales. Este estado de indefinición inquieta a empresas y otros actores interesados en el uso del Bitcoin, que luchan por una situación legal más clara.
El motivo de esta situación incierta, es que el Gobierno está esperando una regulación comunitaria para comenzar a legislar en consonancia. Pero la Unión Europea no tiene intención de regularla en un futuro próximo, ya que considera que esta tecnología bancaria debe acabar de desarrollarse para legislar sobre ella.
Una sentencia de 2015 del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), no reconoce el Bitcoin como moneda, pero sí como una “divisa virtual exenta de cualquier pago de IVA”, y por tanto como un método de pago como cualquier otro. Sin embargo, la mayoría de gobiernos de la UE o instituciones como el BCE contradicen esta interpretación al no considerarlo un mecanismo de pago.
A pesar de que no hay una legislación clara al respecto, lo que sí existe es un control por parte de Hacienda. La Oficina Nacional de Investigación sobre el Fraude (ONEF) solicita a las diferentes empresas que utilizan criptomonedas información sobre la manera en la que operan con ellas. Con estos datos se aseguran de que las cuentas Bitcoin funcionan como las bancarias y, también, evitan la delincuencia. La Agencia Estatal de Administración Tributaria Española (AEAT) también está supervisando las criptodivisas para evitar cualquier uso delictivo. Por otra parte, exige a las empresas tener un libro contable específico de Bitcoin y tener constancia de las personas que les pagan con criptomonedas, con tal de evitar el blanqueo de capitales. En adición, requiere a los mineros de criptomonedas registrarse y pagar impuestos al gobierno.
Las dos caras de la moneda
Las criptomonedas se presentan como una nueva divisa capaz de revolucionar un sistema bancario y financiero imperante, tal y como lo conocemos hasta ahora.
Ofrecen un gran abanico de posibilidades. Una de las más significativas es realizar transacciones económicas internacionales, como el envío de remesas o las exportaciones, de manera más rápida y a un coste mucho más bajo que de la forma clásica. En el caso de envío de remesas, las empresas que realizan la operación suelen quedarse con un porcentaje del dinero enviado, y en el de las exportaciones, los usuarios deben pagar elevadas comisiones al banco que envía el dinero y al que lo recibe, y además suele ser un proceso lento que dura una semana aproximadamente. En las criptomonedas, estos gastos añadidos no existen, ya que se elimina a los intermediarios, y por tanto también las reglas y comisiones que establecen por operaciones de este tipo. Además, este proceso es más rápido gracias a la tecnología blockchain.
Precisamente, dejar de depender de entidades bancarias es otro de los motivos por los que muchas personas se están sumando al uso de criptomonedas. Esta posibilidad es especialmente interesante en países como Venezuela o Zimbabue, en los que hay una gran inflación debido a problemas económicos o a una mala gestión de la política económica y monetaria. El uso de las criptomonedas en este tipo de países es un fenómeno en auge, ya que permite a los usuarios asegurarse de que el Gobierno no tenga constancia de su dinero y, por tanto, no pueda retirarlo o decidir sobre él.
Eliminar al intermediario y el carácter descentralizado del este sistema otorga más libertad al usuario, pero convierte a las criptomonedas en un sistema poco transparente, ya que los gobiernos no tienen acceso a los datos de los clientes, a la cantidad de dinero que tienen o las que mueven. Por tanto, tampoco pueden asegurarse de que cumplan las leyes fiscales y financieras. Según Miguel Ángel Mayo, coordinador del Sindicato de Técnicos de Hacienda (GESTHA), “esta opacidad del sistema puede ser aprovechada para realizar actividades ilegales o delictivas que puedan afectar a la seguridad de los países, en ellos el nuestro”. Mayo incide en que es posible ver todo el tráfico de Bitcoins que hay en la red, así como las transacciones que se están llevando a cabo en cada momento. Sin embargo, es muy difícil vincular una cuenta bitcoin a una persona.
Otra ventaja es que es un sistema especialmente seguro. En el sistema tradicional, las entidades bancarias almacenan los datos de los clientes en la base de datos de la entidad. Por lo tanto, si un hacker quiere esos datos únicamente debe atacar a esa base. Además, si el banco decide retirar dinero a sus clientes por cualquier motivo, está legitimado para hacerlo. Sin embargo, con las criptomonedas esto es imposible, ya que los datos de los usuarios están apuntados en toda la red, y cada vez que se realiza una transacción, todos los usuarios tienen constancia y la verifican. Es decir, toda la red tiene la misma base de datos actualizada en el mismo momento. Por tanto, la extracción de bitcoins es sumamente complicada, ya que para conseguirlo toda la red debería confirmar que un usuario no tiene una cantidad determinada de dinero, o bien, atacar a todas las bases de datos, lo cual es muy difícil. En ocasiones, surgen problemas, pero la mayoría se deben al uso irresponsable de los usuarios, pero no porque la red no sea segura.
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